Donde nadie mira [Aro]+18

¿La hora...? La verdad no tenía idea de en que momento del día nos encontrábamos, en realidad sólo me había percatado de que la noche ya había caído en Volterra y que la luna brillaba en su máximo esplendor debido a que su tenue y clara luz entraba por el ventanal de la habitación e iluminaba mi pálida piel con un deje de elegancia.

Me encontraba sentada en el escritorio que había en la habitación, estaba concentrada en mi cuaderno de dibujo, me gustaba imaginar cosas y plasmarlas en el papel, aunque aquella noche sólo hacía uno que otro garabato, nada que tuviera alguna forma concreta, sólo pasaba el lápiz una y otra vez en la hoja... estaba aburrida y extrañaba a mi esposo quien siempre estaba ocupado con todos los deberes que ser el rey de los vampiros le atribuía.
Suspire y clavé mi mirada en aquella hoja una vez mas... estaba a punto de arrancarla cuando comencé a sentir el aroma de mi esposo aproximarse a la habitación... sus pasos resonaban por el pasillo por lo que inmediatamente me puse de pie y me pare en la puerta, esperando por verlo.

* Después de un largo día de arduo trabajo me dirigía a mi habitación decepcionado por la alta traición de aquel hombre que yo consideraba como mi hermano, me repetía una y otra ves en mi mente porque marcus porque golpeaba las paredes no podía creer lo que el había hecho abandonarme a mi que soy su rey ami que soy como su hermana y lo protegió, el pasillo se me acababa y la llegada a la habitación estaba en un abrir y cerrar de ojos, debía tranquilizarme no quería que sulpicia me viera en este estado no a mi un hombre sin corazón sin sentimientos y de una conducta intachable, un líder de toda una raza a la que debía de reprender si se me salían de las manos, ademas a mi esposa la había descuidado mucho y esto la entristecía y no podía darle motivos para que se desplomara por los suelos paso a paso mi tranquilice hasta llegar a la habitación ahí estaba ella con su encanto y ternura que la caracterizaba su piel resplandeciendo con la luz de la luna , se veía totalmente bella, le acaricie el rostro delicadamente y le di un beso muy tierno después le dije -Querida esposa como ha estado tu día, que has hecho el día de hoy para distraerte, y otra cosa ya llevas mucho esperándome.

Aro estuvo frente a mi unos cuantos segundos después. Una sonrisa boba se formo en mi rostro al verlo, hacía un par de días en los que apenas y habíamos podido cruzar palabra, así que ahora el tenerlo ahí, conmigo, a mi lado, era motivo de mucha alegría para mi.
Cerré los ojos cuando su mano acaricio mi rostro y sentí su dulce beso en mis labios.
Volví a mirarlo un par de segundos después y lo tome de la mano cariñosamente, entrelazando mis dedos con los suyos.

- Pues no me quejo, hice un par de dibujos pero ninguno me gusto así que termine por arrancarlos del cuaderno - le conté sin mucho interés - No importa cuanto he esperado, lo importante es que ya estás aquí - lleve mi mano libre a su cabello y lo acaricie cuidadosa y delicadamente... mirándolo a los ojos. Aro parecía estresado y preocupado. - ¿Y tú?, ¿Cómo estás. querido?

No pude cuestionar nada mas, se acerco de pronto y comenzó a hablarme de aquella forma que me volvía completamente loca, ya no podía pensar en nada mas, sólo podía concentrarme en él y en ese momento que estábamos pasando juntos... lo demás comenzaba a carecer de importancia.
Me mordí el labio inferior mientras lo escuchaba hablar de esa forma, sintiendo su respiración sobre mi nariz. Lo mire a los ojos unos cuantos segundos y suspire.

- Por supuesto que yo también te he extrañado, te he extrañado muchísimo y ahora sólo espero que no te vayas, quiero que te quedes y que no pienses en nada, que dejes tus obligaciones y deberes a un lado y sólo estés conmigo... - le pedí casi suplicante, pero era verdad, lo necesitaba conmigo, no deseaba que se fuera, quería tenerlo para mi y nada mas para mi.

Mis brazos rodearon su cuello cuando Aro me acercó a él, abrazándome por la cintura. Cerré los ojos y entonces volví a besar sus labios sin deseos de separarme, quería tenerlo así... que mas daba lo demás.

Lo mire directamente a los ojos mientras hablaba... en realidad en ese momento no podía pensar en muchas cosas, en realidad era incapaz de concentrarme en algo que no fuera mi esposo y lo que sucedía en aquel mágico momento... tan mágico y especial como lo eramos nosotros mismos... seres sobrenaturales, seres que para los humanos no existían sino en cuentos de fantasía.

- entonces te creo... es una promesa, cierto? - me mordí el labio inferior al sentir sus labios posados en mi cuello, inmediatamente y como si de un acto reflejo se tratase cerré los ojos y los apreté con fuerza, disfrutando de aquello. - no quiero pensar en nada que no sea en nosotros... - dije como un murmullo, aunque sabía que él bien podría escucharme.

En ese momento sentía miles de cosas a la vez, eran tantos sentimientos, tantas sensaciones que ni si quiera era capaz de describir con palabras, era esa clase de sensaciones que solo Aro podía hacerme sentir, con el simple hecho de tocarme, de besarme hacía que mi cuerpo experimentara una revolución de sentimientos.
Estaba a punto de responder a sus cuestionamientos cuando escuché aquello... Un hijo... un hijo nuestro...
No despegue mi mirada de la suya en ningún momento, entonces le dediqué una sonrisa sincera y asentí con la cabeza.

- Un hijo eh... - sonreí y me mordí el labio... - pues entonces tengamos uno.

Mi respiración comenzó a tornarse cada vez mas dificultosa, volví a cerrar los ojos y los apreté fuertemente, suspirando de vez en cuando mientras sentía aquello que Aro hacía.
Los dedos de mi mano izquierda se enredaron en su cabello, mientras que acariciaba su espalda con mi mano derecha, dejando que aquello fluyera, sólo deseaba estar con él y que nada mas existiera, sólo nosotros, sólo ese momento.
Volví a morderme el labio cuando sentí aquella caricia en mi entrepierna que rápidamente se humedecía debido a lo excitante del momento.